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viaje al interior

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- ¿Y qué ha hecho? Me preguntó un amigo. - Durante la tarde me convertí en el líder de una pandilla de escarabajos gigantes. Mi coraza azul entonaba con mis alas púrpuras y mis patas peludas y rojas causaban terror. Me seguía mi ejercito ciego de color negro y blanco, más grandes que yo. Devorábamos lo que nos topábamos, sin distinción, edificios, niños y ancianos. - ¿De qué habla imbécil? - Abrí los ojos y me encontré en el bus, de camino a casa. Luego volví a cerrarlos y cada fotón de luz amarillo rojizo, danzaba alegre tonadas caribeñas con mis temores. La quietud se desangraba y la acción se erguía como un impotente templo sagrado. Mío, sólo mío. - ¿Qué consumió? - Ojalá fuera tan sencillo. Es la vida y sus realidades atravesándome el cuerpo, desnudándome el espíritu, desprendiéndome de las seguridades. De nuevo cerré los ojos y nadé como un pez huérfano en la inmensidad del océano. Me importaba un comino si me invadían las corrientes del pacífico o si me esperaba la Atlántida

Cursito de bolsillo para vivir mejor

Me levanté ese día desahuciado, algo frustrado con mis intereses altruistas y un poco triste con la vida. Me preparé un café y el aroma me distrajo un poco mientras leía el periódico; las mismas noticias, los mismos personajes y las mismas intrigas políticas. Leí con detenimiento los clasificados buscando un empleo y entre simples descripciones de ofertas para psicólogos de selección, qué digo, para ratones de selección, capturó mi atención un aviso que ocupaba la cuarta parte de la página que titulaba así: ¿Aburrido de la vida? ¿No le cree a los cursos de auto-liderazgo y superación personal? Vincúlese a nuestra comunidad y comprenda el poder del amor. Me dije a mi mismo: ¡Qué carajos! Ya todo lo he intentado ¿Qué podría perder? Me vestí sin bañarme después de averiguar la dirección del lugar y salí sonriente. Pasé por el centro comercial y saqué el dinero para la matrícula -la comida y el transporte del mes- y me importó un comino que no tuviera luego para pagar los servicios.

La ballena escribiente

Siempre hemos discutido (digo hemos refiriéndome a la Humanidad) los motivos de la escritura. Mas todavía, millones de eruditos han hecho extensos discursos sobre famosos escritores tratando de descifrar el contexto social e histórico, los elementos personales y familiares que posibilitan un buen escritor. Tantos hemos supuesto influencias energéticas, divinas o demoníacas, a cada una de las mejores obras de la literatura. No contentos con los resultados de tan dispendiosa investigación, miles nos hemos permitido la experimentación literaria con la esperanza de comprender en carne propia el ejercicio íntimo que le corresponde a esta actividad de sumar letras, puntos, comas y exclamaciones al pensamiento y sus experiencias. Ya sin temor resuelvo que mi escritura es una confesión de mis amplias dificultades para hablar, sentir y pensar. También la confirmación de un temor profundo a la acción, y por lo tanto, a mí mismo. Escribo a pesar de mí mismo. Porque preferiría ser un orador a la v

Cortometraje

A veces quisiera tener la lupa privilegiada del poder. O más bien, contar con un huequito que me permita fisgonear la vida familiar de Santos o Uribe. La de Mockus ni me la cuestiono porque varias veces su esposa ha salido a contar que Antanas le dice a sus hijas: “o te autoregulas o nos toca regularte”. Qué aburrido sería ese cortometraje, puras citas a autores y libros, girasoles y lápices. Preferible un apartamento inmenso en Rosales donde pueda observar los consejos de papá Santos a sus hijos: Estudien mucho para que mis nietos también puedan ir a la finca en helicóptero. Lo siento, sé que pequé de caricaturista evocando escenarios comunes, así como Mockus cuando puso a canturrear a su público el 30 de Mayo en la noche “Más agua, más verde, más cultura…” como si estuviéramos en kínder otra vez haciendo una plana ¡Pero es que cómo se atreve ese profesor tan bruto de hacernos cantar cosas tan obvias¡ Tristemente la realidad nacional contradice la plana de Mockus. Pero bueno, mejor vo

Una obra color paz

Una vez hice un mural con niños y niñas. Uno de ellos pintó alrededor de un círculo, que pretendía representar la sociedad, a un hombre. Detalladamente le hizo el vestido comuflado y celebraba con sus amigos sus pintorescas ocurrencias. Le pintó un cuchillo, luego un fusil en la otra mano y sangre regada alrededor. Tuve que reprenderlo y cubrir el fusil y la sangre con color blanco como si nada hubiese ocurrido. El mural era para el público en una plaza central de algún barrio en Bogotá. Simplemente no convenía el dibujo aludiendo a la realidad. Después de la corrección, un par de policías contemplaron por un minuto a los niños pintando el mural cuando uno sorprendido le dijo al otro: !Mire! nos pintaron.. qué gratificante es saber que los niños reconocen a la fuerza pública como parte legítima de la sociedad.

El negocito de la esquina

Soy un bachiller recién egresado y un buen día, el narcotraficante de mi pueblo seducido por mis buenas notas y tanto rumor sobre mis capacidades mentales -en especial en matemáticas-, me encargó de su recién abierto negocio de préstamos. Con el profe González entendí que la economía es una ciencia social porque pretende regular mercados y preservar el equilibrio entre la oferta y la demanda y su fin es garantizar que la población pueda proveerse de lo mínimo para subsistir. Eso entendí, seré castigado por el tribunal de los hechos si he pecado postulando ésto. Antes de desarrollar mi re-estructuración gerencial a la casa de la esquina, le dije al Don que me trajera todas las secciones económicas de los periódicos de la región, en especial, el de Bogotá. Porque allá esos doctores si saben cómo debe funcionar la economía y el Banco de la República, mi señor emisor, define las macropolíticas desde allá. Me trajo un montón y entonces me encontré en El Tiempo con un titular: "Microcr

Tributación Egoísta

Cuando llegué a Guayaquil, tuve la oportunidad de ver una gran manifestación ciudadana convocada por el alcalde Nebot. Los periódicos opositores insistían en una discusión presupuestal contra el gobierno central. La misma vaina hermano, pensaba. -Hablarme ya me es natural, no es locura ni mucho menos un hábito, es de pura superviviencia porque conversar en Colombia es jodido (si o no?)-. Vuelvo a mi argumentación ¿recuerdan? La misma vaina hermano! Pues claro que si, la misma vaina de todos los grupos poblacionales cuando tienen un recurso del cual sacan beneficio; lo quieren para ellos y para nadie mas ¿saben cuántos argumentos hay para defender la tesis? Decenas. Nombro dos: derecho a la propiedad privada y el indispensable papel que cumplen los emprendimientos para el crecimiento del PIB. Supongo que en este momento vendrían marchando los argumentos anti neoliberales, anticapitalistas. Pues no. Mejor les cuento la perspectiva del alcalde: Guayaquil es el mayor "tributador"