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Mostrando entradas de mayo, 2010

Una obra color paz

Una vez hice un mural con niños y niñas. Uno de ellos pintó alrededor de un círculo, que pretendía representar la sociedad, a un hombre. Detalladamente le hizo el vestido comuflado y celebraba con sus amigos sus pintorescas ocurrencias. Le pintó un cuchillo, luego un fusil en la otra mano y sangre regada alrededor. Tuve que reprenderlo y cubrir el fusil y la sangre con color blanco como si nada hubiese ocurrido. El mural era para el público en una plaza central de algún barrio en Bogotá. Simplemente no convenía el dibujo aludiendo a la realidad. Después de la corrección, un par de policías contemplaron por un minuto a los niños pintando el mural cuando uno sorprendido le dijo al otro: !Mire! nos pintaron.. qué gratificante es saber que los niños reconocen a la fuerza pública como parte legítima de la sociedad.

El negocito de la esquina

Soy un bachiller recién egresado y un buen día, el narcotraficante de mi pueblo seducido por mis buenas notas y tanto rumor sobre mis capacidades mentales -en especial en matemáticas-, me encargó de su recién abierto negocio de préstamos. Con el profe González entendí que la economía es una ciencia social porque pretende regular mercados y preservar el equilibrio entre la oferta y la demanda y su fin es garantizar que la población pueda proveerse de lo mínimo para subsistir. Eso entendí, seré castigado por el tribunal de los hechos si he pecado postulando ésto. Antes de desarrollar mi re-estructuración gerencial a la casa de la esquina, le dije al Don que me trajera todas las secciones económicas de los periódicos de la región, en especial, el de Bogotá. Porque allá esos doctores si saben cómo debe funcionar la economía y el Banco de la República, mi señor emisor, define las macropolíticas desde allá. Me trajo un montón y entonces me encontré en El Tiempo con un titular: "Microcr